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https://drive.google.com/file/d/0B8X6Rai0dTO8UDVKOGoyeGI4ZEU/view?usp=sharing
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Luis E. Nieto
Representa como compositor la figura más importante que tiene Colombia en su zona sur. De familia muy humilde y campesina Luis Enrique Nieto Sánchez nació el 21 de junio de 1898 en Pasto. En la Escuela Santo Domingo que dirigían los Hermanos Maristas hizo sus estudios escolares y allí fue donde descubrieron que tenía buen oído y lo incluyeron en el coro estudiantil. Posteriormente ingresó a la Academia de Arte, en donde aprendió a tocar guitarra y otros instrumentos.
En 1915 comenzó a frecuentar un grupo de amigos que también tocaban instrumentos de cuerda y en aquellos días decidió formar una agrupación musical para alegrar las reuniones familiares en las frías noches pastusas, conjunto que bautizaron con el nombre de Lira Clavel Rojo. Estaba integrada por cinco guitarras, un tiple, una bandola y un instrumento parecido a una bandurria que él llamaba “requinto”.
El primer director de la Lira fue Campo Elías Dorado y así se mantuvo el grupo hasta 1922 cuando pasó Luis Enrique a ser el Director. Por esta época el grupo musical ya había tomado características muy profesionales y decidieron hacer una gira por Túquerres, Ipiales y Tulcán, consiguiendo muchos aplausos. Como ya el número de integrantes era de doce personas decidieron cambiarle el nombre por el de Orquesta Clavel Rojo y organizaron una gira por Ecuador en 1927.
En Quito actuaron en el Teatro Edén, el mejor de la ciudad en esos años. Por esos días se había firmado un tratado de límites entre Perú y Colombia, conocido como Lozano-Salomón que había causado resentimientos con Ecuador, razón por la cual se vivía allí cierta tensión contra los colombianos.
Cuando la Orquesta Clavel Rojo se fue a presentar le comunicaron a Luis E, la inconveniencia de
empezar su actuación con el Himno Nacional colombiano. Contrariado por la situación, decidió iniciar
el programa con una marcha que había compuesto recientemente con el título de “Por Colombia”. El
auditorio que no esperaba este cambio los aplaudió calurosamente. La orquesta actuó además en diferentes teatros y clubes y fueron recibidos por el Presidente Isidro Ayora, en cuyo honor ofrecieron una presentación en el Palacio Presidencial.
En 1929 la fama que la Orquesta Clavel Rojo tenía en el sur de Colombia era notable. Un señor
Polakis, persona prestante en los medios caleños y quién ya conocía la calidad de la orquesta en Pasto,
le sugirió a la Junta Directiva del Hotel Alférez Real de Cali que estaba por inaugurarse en esos días
que contrataran para tal ocasión a la Orquesta Clavel Rojo. Su presentación fue todo un suceso en Cali,
lo que motivó que les prorrogaran el contrato durante tres meses más. En esa permanencia en la Sultana
del Valle, Luis Enrique inspirado por la extraordinaria belleza del Valle del Cauca compuso el pasillo
que tituló con el mismo nombre, una de las piezas musicales más hermosas del repertorio colombiano.
En 1934, Luis Enrique recibió la información de que la Pfaff, compañía alemana que fabricaba
máquinas de coser, necesitaba un himno para su empresa. Decidió entonces participar en el concurso
con una marcha que fue considerada por el jurado como la ganadora (en 1937) y difundida por todo el
mundo en el sello de la Columbia. (Nº 5579)
En 1937 su situación económica fue muy difícil. La música no dejaba lo suficiente para mantener
la obligación del hogar que había formado con Victoria Venegas (el 25 de marzo de 1925) que le dio
9 hijos. Otra de las actividades que desarrollaba era la pintura, profesión que tampoco le completaba
sus necesidades económicas y decidió entonces buscar un futuro mejor en el Putumayo, que a la hora de la verdad tampoco encontró. Una región muy diferente, inhóspita, otras gentes y otras costumbres, un ambiente salvaje que no le dejó a Luis Enrique más que la vivencia de la selva y que le inspiraron el pasillo “Cantar en la selva” y el vals “Mirando el Putumayo”.
Llegó el año 1938. Bogotá se preparaba para celebrar el IV centenario de su fundación. El Director
Nacional de Bellas Artes, don Gustavo Santos, organizó para tal ocasión un encuentro con los conjuntos musicales más representativos de cada departamento. Luis Enrique y su Conjunto Clavel Rojo fueron los escogidos por el departamento de Nariño para representarlo en el evento que se desarrolló del 31 de julio al 12 de agosto.
La primera sesión se celebró en el Teatro Municipal. Más de 300 artistas, representando a las diferentes
regiones del país dieron inicio al programa con la interpretación del Himno Nacional y Luis Enrique marcó la melodía con la ejecución admirable que hizo en su *“requinto”. Cuando le llegó el momento de actuar con El Clavel Rojo, presentó primero un pasodoble “Saludo a Bogotá” que emocionó rofundamente a los asistentes, después el pasillo “Trepando al Galeras”, el bambuco “Ñapanguita” y la marcha “Cero cero” todas ellas de su inspiración y el Jurado calificador los declaró fuera de concurso.
Con la acogida tan extraordinaria que tuvo el grupo en Bogotá, decidieron prolongar su permanencia en la capital, ya que los principales centros sociales requerían su presencia: el Jockey Club, el Club de Abogados, el Hotel del Salto y el Municipio de Bogotá que los presentó como la atracción musical más importante en la reunión que les ofrecieron a los alcaldes de las capitales sudamericanas y también la que les ofrecieron a los Directores de los Conservatorios de los diferentes países que se hicieron presentes. Como recuerdo de aquellas sesiones memorables, los parlamentarios nariñenses le obsequiaron a Luis Enrique un hermoso tiple con incrustaciones de nácar. Y se hizo famosa la Orquesta Clavel Rojo siendo solicitada por muchas ciudades del occidente colombiano. En abril de 1948 fue invitada nuevamente a Bogotá con ocasión de celebrarse la Novena Conferencia Panamericana. Desafortunadamente los tristes sucesos del 9 de abril hicieron fracasar sus actividades y debieron abandonar la capital en medio del desconcierto que se vivió en aquella trágica fecha.
Luis Enrique y su orquesta continuaron su vida musical. En el mes de diciembre de 1954, al cumplirse el 50 aniversario de la creación del departamento de Nariño, fue condecorado con la Medalla de Oro al Mérito Musical. Posteriormente el 22 de noviembre de 1956, le fue otorgada la medalla de acero “Agustín Aqualongo”. En la misma fecha la colonia caldense y el Club el Comercio de Pasto lo premiaron con una fuente de plata tallada con los escudos de los dos departamentos.
Pero se acercaba Luis Enrique al final de su existencia. El cáncer hizo de él otra de sus víctimas. Soportó con gran valentía la enfermedad y con toda lucidez mental veía como se acababa su vida. Decía con toda la tranquilidad del caso que “estaba derrochando mucha cama”. El 22 de diciembre de 1968 sintiendo que llegaba su último momento, hizo poner en el tocadiscos, a todo volumen, la pieza que él consideraba como su máxima creación, el fox “Viejo dolor”. Finalizando los últimos compases, su alma se escapó con la música. Muchas personas que se habían reunido en la calle, frente a su casa, esperando el fatal desenlace, no se explicaban como en una situación tan delicada para un enfermo grave, se ponía música a todo volumen.
La obra musical de Luis Enrique Nieto es sin lugar a dudas la más importante del sur de Colombia. Y como ha sucedido en tantos casos, vale la pena anotar que Luis Enrique no tenía la mínima idea de lo que era un pentagrama, nunca quiso aprender notación musical. Y decía con mucha gracia cuando le preguntaban por sus conocimientos de música que “yo no sé nota, pero no se me nota”. La línea musical de sus composiciones la escribía su amigo y compañero Juan Erazo Grijalba. Su máxima creación fue el pasillo “ Valle del Cauca ” una pieza brillante con muchas dificultades para su ejecución y el bambuco “Chambú” inspirado en la novela del mismo nombre que escribió en hermoso castellano su paisano Guillermo Edmundo Chaves. Fue estrenado en un club de Pasto y fue tanto el éxito que tuvo en aquella ocasión que tuvieron que interpretarlo 10 veces...
También se destacan por su belleza el bambuco “Ñapanguita”, del que dijera Emilio Murillo que era un monumento a nuestra música; la marcha “Cero cero”, el pasillo “Trepando al Galeras”, el fox “Viejo dolor” (letra de Teófilo Albán Ramos), la marcha “Por Colombia”. Haciendo un resumen de su obra se pueden contabilizar 24 pasillos, 23 marchas, 11 bambucos, 9 danzas, 6 valses, 5 fox-trot, 5 boleros, 3 himnos y un bunde.
Su discografía...
Fue grabada “La Pfaff” en Nueva York por la Orquesta del puertorriqueño Pedro Vía el 18 de junio
de 1937 (Co 5579) y en el reverso del disco acoplaron el pasodoble “Bradelar” también de Luis
Enrique. En esos mismos días el 14 de septiembre la misma orquesta le grabó el fox-trot “Viejo
dolor”(Co 5636).
La Estudiantina Colombiana que dirigía el argentino Teric Tucci le grabó el pasodoble “El Tiempo”
(Victor Nº 82183) el 21 de octubre de 1937 y su famoso pasillo “Valle del Cauca” el 26 de octubre
de 1937 (Victor Nº 82183). Y nuevamente la misma orquesta le llevó al disco el fox-trot “Viejo dolor”
(Victor Nº 82313) el 25 de marzo de 1938 y los pasillos “Ojos rutilantes” (Victor Nº 82728) y “Pasto
en pie” (Nº 82727) que fueron grabados el 12 de junio de 1939.
La orquesta puertorriqueña que dirigía el maestro Noro Morales le grabó la marcha “Leonor” (Co
5854) y el pasillo “Polvorín” el 15 de marzo de 1939.
Fotografia y datos biográficos de la obra “La Cancion Colombiana y su historia” de Jaime Rio Salazar.
Representa como compositor la figura más importante que tiene Colombia en su zona sur. De familia muy humilde y campesina Luis Enrique Nieto Sánchez nació el 21 de junio de 1898 en Pasto. En la Escuela Santo Domingo que dirigían los Hermanos Maristas hizo sus estudios escolares y allí fue donde descubrieron que tenía buen oído y lo incluyeron en el coro estudiantil. Posteriormente ingresó a la Academia de Arte, en donde aprendió a tocar guitarra y otros instrumentos.
En 1915 comenzó a frecuentar un grupo de amigos que también tocaban instrumentos de cuerda y en aquellos días decidió formar una agrupación musical para alegrar las reuniones familiares en las frías noches pastusas, conjunto que bautizaron con el nombre de Lira Clavel Rojo. Estaba integrada por cinco guitarras, un tiple, una bandola y un instrumento parecido a una bandurria que él llamaba “requinto”.
El primer director de la Lira fue Campo Elías Dorado y así se mantuvo el grupo hasta 1922 cuando pasó Luis Enrique a ser el Director. Por esta época el grupo musical ya había tomado características muy profesionales y decidieron hacer una gira por Túquerres, Ipiales y Tulcán, consiguiendo muchos aplausos. Como ya el número de integrantes era de doce personas decidieron cambiarle el nombre por el de Orquesta Clavel Rojo y organizaron una gira por Ecuador en 1927.
En Quito actuaron en el Teatro Edén, el mejor de la ciudad en esos años. Por esos días se había firmado un tratado de límites entre Perú y Colombia, conocido como Lozano-Salomón que había causado resentimientos con Ecuador, razón por la cual se vivía allí cierta tensión contra los colombianos.
Cuando la Orquesta Clavel Rojo se fue a presentar le comunicaron a Luis E, la inconveniencia de
empezar su actuación con el Himno Nacional colombiano. Contrariado por la situación, decidió iniciar
el programa con una marcha que había compuesto recientemente con el título de “Por Colombia”. El
auditorio que no esperaba este cambio los aplaudió calurosamente. La orquesta actuó además en diferentes teatros y clubes y fueron recibidos por el Presidente Isidro Ayora, en cuyo honor ofrecieron una presentación en el Palacio Presidencial.
En 1929 la fama que la Orquesta Clavel Rojo tenía en el sur de Colombia era notable. Un señor
Polakis, persona prestante en los medios caleños y quién ya conocía la calidad de la orquesta en Pasto,
le sugirió a la Junta Directiva del Hotel Alférez Real de Cali que estaba por inaugurarse en esos días
que contrataran para tal ocasión a la Orquesta Clavel Rojo. Su presentación fue todo un suceso en Cali,
lo que motivó que les prorrogaran el contrato durante tres meses más. En esa permanencia en la Sultana
del Valle, Luis Enrique inspirado por la extraordinaria belleza del Valle del Cauca compuso el pasillo
que tituló con el mismo nombre, una de las piezas musicales más hermosas del repertorio colombiano.
En 1934, Luis Enrique recibió la información de que la Pfaff, compañía alemana que fabricaba
máquinas de coser, necesitaba un himno para su empresa. Decidió entonces participar en el concurso
con una marcha que fue considerada por el jurado como la ganadora (en 1937) y difundida por todo el
mundo en el sello de la Columbia. (Nº 5579)
En 1937 su situación económica fue muy difícil. La música no dejaba lo suficiente para mantener
la obligación del hogar que había formado con Victoria Venegas (el 25 de marzo de 1925) que le dio
9 hijos. Otra de las actividades que desarrollaba era la pintura, profesión que tampoco le completaba
sus necesidades económicas y decidió entonces buscar un futuro mejor en el Putumayo, que a la hora de la verdad tampoco encontró. Una región muy diferente, inhóspita, otras gentes y otras costumbres, un ambiente salvaje que no le dejó a Luis Enrique más que la vivencia de la selva y que le inspiraron el pasillo “Cantar en la selva” y el vals “Mirando el Putumayo”.
Llegó el año 1938. Bogotá se preparaba para celebrar el IV centenario de su fundación. El Director
Nacional de Bellas Artes, don Gustavo Santos, organizó para tal ocasión un encuentro con los conjuntos musicales más representativos de cada departamento. Luis Enrique y su Conjunto Clavel Rojo fueron los escogidos por el departamento de Nariño para representarlo en el evento que se desarrolló del 31 de julio al 12 de agosto.
La primera sesión se celebró en el Teatro Municipal. Más de 300 artistas, representando a las diferentes
regiones del país dieron inicio al programa con la interpretación del Himno Nacional y Luis Enrique marcó la melodía con la ejecución admirable que hizo en su *“requinto”. Cuando le llegó el momento de actuar con El Clavel Rojo, presentó primero un pasodoble “Saludo a Bogotá” que emocionó rofundamente a los asistentes, después el pasillo “Trepando al Galeras”, el bambuco “Ñapanguita” y la marcha “Cero cero” todas ellas de su inspiración y el Jurado calificador los declaró fuera de concurso.
Con la acogida tan extraordinaria que tuvo el grupo en Bogotá, decidieron prolongar su permanencia en la capital, ya que los principales centros sociales requerían su presencia: el Jockey Club, el Club de Abogados, el Hotel del Salto y el Municipio de Bogotá que los presentó como la atracción musical más importante en la reunión que les ofrecieron a los alcaldes de las capitales sudamericanas y también la que les ofrecieron a los Directores de los Conservatorios de los diferentes países que se hicieron presentes. Como recuerdo de aquellas sesiones memorables, los parlamentarios nariñenses le obsequiaron a Luis Enrique un hermoso tiple con incrustaciones de nácar. Y se hizo famosa la Orquesta Clavel Rojo siendo solicitada por muchas ciudades del occidente colombiano. En abril de 1948 fue invitada nuevamente a Bogotá con ocasión de celebrarse la Novena Conferencia Panamericana. Desafortunadamente los tristes sucesos del 9 de abril hicieron fracasar sus actividades y debieron abandonar la capital en medio del desconcierto que se vivió en aquella trágica fecha.
Luis Enrique y su orquesta continuaron su vida musical. En el mes de diciembre de 1954, al cumplirse el 50 aniversario de la creación del departamento de Nariño, fue condecorado con la Medalla de Oro al Mérito Musical. Posteriormente el 22 de noviembre de 1956, le fue otorgada la medalla de acero “Agustín Aqualongo”. En la misma fecha la colonia caldense y el Club el Comercio de Pasto lo premiaron con una fuente de plata tallada con los escudos de los dos departamentos.
Pero se acercaba Luis Enrique al final de su existencia. El cáncer hizo de él otra de sus víctimas. Soportó con gran valentía la enfermedad y con toda lucidez mental veía como se acababa su vida. Decía con toda la tranquilidad del caso que “estaba derrochando mucha cama”. El 22 de diciembre de 1968 sintiendo que llegaba su último momento, hizo poner en el tocadiscos, a todo volumen, la pieza que él consideraba como su máxima creación, el fox “Viejo dolor”. Finalizando los últimos compases, su alma se escapó con la música. Muchas personas que se habían reunido en la calle, frente a su casa, esperando el fatal desenlace, no se explicaban como en una situación tan delicada para un enfermo grave, se ponía música a todo volumen.
La obra musical de Luis Enrique Nieto es sin lugar a dudas la más importante del sur de Colombia. Y como ha sucedido en tantos casos, vale la pena anotar que Luis Enrique no tenía la mínima idea de lo que era un pentagrama, nunca quiso aprender notación musical. Y decía con mucha gracia cuando le preguntaban por sus conocimientos de música que “yo no sé nota, pero no se me nota”. La línea musical de sus composiciones la escribía su amigo y compañero Juan Erazo Grijalba. Su máxima creación fue el pasillo “ Valle del Cauca ” una pieza brillante con muchas dificultades para su ejecución y el bambuco “Chambú” inspirado en la novela del mismo nombre que escribió en hermoso castellano su paisano Guillermo Edmundo Chaves. Fue estrenado en un club de Pasto y fue tanto el éxito que tuvo en aquella ocasión que tuvieron que interpretarlo 10 veces...
También se destacan por su belleza el bambuco “Ñapanguita”, del que dijera Emilio Murillo que era un monumento a nuestra música; la marcha “Cero cero”, el pasillo “Trepando al Galeras”, el fox “Viejo dolor” (letra de Teófilo Albán Ramos), la marcha “Por Colombia”. Haciendo un resumen de su obra se pueden contabilizar 24 pasillos, 23 marchas, 11 bambucos, 9 danzas, 6 valses, 5 fox-trot, 5 boleros, 3 himnos y un bunde.
Su discografía...
Fue grabada “La Pfaff” en Nueva York por la Orquesta del puertorriqueño Pedro Vía el 18 de junio
de 1937 (Co 5579) y en el reverso del disco acoplaron el pasodoble “Bradelar” también de Luis
Enrique. En esos mismos días el 14 de septiembre la misma orquesta le grabó el fox-trot “Viejo
dolor”(Co 5636).
La Estudiantina Colombiana que dirigía el argentino Teric Tucci le grabó el pasodoble “El Tiempo”
(Victor Nº 82183) el 21 de octubre de 1937 y su famoso pasillo “Valle del Cauca” el 26 de octubre
de 1937 (Victor Nº 82183). Y nuevamente la misma orquesta le llevó al disco el fox-trot “Viejo dolor”
(Victor Nº 82313) el 25 de marzo de 1938 y los pasillos “Ojos rutilantes” (Victor Nº 82728) y “Pasto
en pie” (Nº 82727) que fueron grabados el 12 de junio de 1939.
La orquesta puertorriqueña que dirigía el maestro Noro Morales le grabó la marcha “Leonor” (Co
5854) y el pasillo “Polvorín” el 15 de marzo de 1939.
Fotografia y datos biográficos de la obra “La Cancion Colombiana y su historia” de Jaime Rio Salazar.
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