Entre intento e intento, El cucarrón, en 1948, partió en dos la historia del pasillo en Colombia. Después de tanto experimento, le inyectó energía a una melodía triste y romántica, lo que muchos consideraron una irreverencia. Aunque nació en Salazar de las Palmas (Norte de Santander), por decreto y por afecto es hijo ilustre de Antioquia, donde lleva cuarenta años componiendo música. Entre sus 600 composiciones instrumentales y canciones muchos pasillos, bambucos y joropos, se cuentan las ganadoras en concursos de música colombiana, y entre los enamorados ya son de antología canciones como El marco de tu ventana]ob0], Te extraño, Llámame y Qué importa. Y, para que la música no falte en los pueblos, logró que 56 municipios antioqueños tengan banda con su respectivo director. Así se evita que queden como muertos y sin valores. Con su esposa, Fanny Cataño, tiene dos hijos, Luis Guillermo y Jorge Enrique, ambos ingenieros. No los llevó por el camino de la música porque es sinónimo de bohemia, trago y cigarrillo, al que renunció hace viente años, cuando sintió que el vicio lo iba a destruir. Pero Liz, su nieta de 15 años, no hace tanto caso y ya toca piano. Como está convencido de que la música tiene vida, se mueve y puede hasta curar enfermedades como el estrés, deja que lo invada a toda hora. No tiene problema en interrumpir su trabajo para tocar la guitarra o leer sobre la poesía en la música, la vocalización o la música científica. Todo eso le ayuda a ejercer su cargo: es asistente de la dirección de Extensión Cultural de Antioquia y, desde hace siete años, dirige el programa Revivamos Nuestra Música Colombiana, en el que improvisa con el tiple y unos compases dados por el público, un bambuco, una guabina o un pasillo, según el tema de turno del show didáctico. Por esta labor, acaba de ser condecorado por la Gobernación de Antioquia, que decretó que en adelante el programa se denominará Revivamos Nuestra Música Colombiana Luis Uribe Bueno .
miércoles, 1 de febrero de 2017
EL CUCARRON. Pasillo. Luis Uribe Bueno. Transc.para piano Fantasía Crómatica por Gerardo Betancourt.
Entre intento e intento, El cucarrón, en 1948, partió en dos la historia del pasillo en Colombia. Después de tanto experimento, le inyectó energía a una melodía triste y romántica, lo que muchos consideraron una irreverencia. Aunque nació en Salazar de las Palmas (Norte de Santander), por decreto y por afecto es hijo ilustre de Antioquia, donde lleva cuarenta años componiendo música. Entre sus 600 composiciones instrumentales y canciones muchos pasillos, bambucos y joropos, se cuentan las ganadoras en concursos de música colombiana, y entre los enamorados ya son de antología canciones como El marco de tu ventana]ob0], Te extraño, Llámame y Qué importa. Y, para que la música no falte en los pueblos, logró que 56 municipios antioqueños tengan banda con su respectivo director. Así se evita que queden como muertos y sin valores. Con su esposa, Fanny Cataño, tiene dos hijos, Luis Guillermo y Jorge Enrique, ambos ingenieros. No los llevó por el camino de la música porque es sinónimo de bohemia, trago y cigarrillo, al que renunció hace viente años, cuando sintió que el vicio lo iba a destruir. Pero Liz, su nieta de 15 años, no hace tanto caso y ya toca piano. Como está convencido de que la música tiene vida, se mueve y puede hasta curar enfermedades como el estrés, deja que lo invada a toda hora. No tiene problema en interrumpir su trabajo para tocar la guitarra o leer sobre la poesía en la música, la vocalización o la música científica. Todo eso le ayuda a ejercer su cargo: es asistente de la dirección de Extensión Cultural de Antioquia y, desde hace siete años, dirige el programa Revivamos Nuestra Música Colombiana, en el que improvisa con el tiple y unos compases dados por el público, un bambuco, una guabina o un pasillo, según el tema de turno del show didáctico. Por esta labor, acaba de ser condecorado por la Gobernación de Antioquia, que decretó que en adelante el programa se denominará Revivamos Nuestra Música Colombiana Luis Uribe Bueno .
2 comentarios:
Me gusta más que la música clásica universal
Me gusta más que la música clásica universal
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